Hasta después de la Primera Guerra Mundial, que trajo los primeros grandes cambios en las ideas y costumbres tradicionales, en las confiterías y salones de té, había dos ambientes distintos, separados por barandas o por mamparas. Uno para los caballeros. Otro para las familias. Los noviazgos tenían normalmente dos etapas. La primera, la del balcón. La señorita asomada sobre su "balconera", conversaba con su "pretendiente", de tarde o a primera hora de la noche. Salvo que lo hiciera detrás de la reja, como en España. La segunda, la más formal, en que ya el novio tenía autorización solemne de los padres, era la visita nocturna en la sala familiar, en el comedor, dos veces semanales. Lo que un famoso cronista de entonces, Roberto de las Carreras, llamaba "servicio de sala". Todo en presencia de la madre o de una tía, la cual, a ratos, solía dormirse, momento que aprovechaban los novios para besarse...
Actividad
Imagina que eres un joven de aquella época y que debes escribir una carta. Para ello deberás escoger una de estas dos opciones:
- Carta del joven al padre de la novia, solicitando permiso para visitar a su hija en la casa familiar.
- Carta de la joven a su pretendiente explicando los motivos por los cuales ya no desea recibir sus visitas en la sala familiar.
Para escribir la carta recuerda el texto trabajado en clase acerca del 900. Aquí podrás encontrar otras crónicas que cuentan cómo eran las cosas por aquellos días. Además podrás ver algunas fotografías de los hombre y mujeres de antaño.
Importante
El texto que escribas deberá tener el formato correspondiente a una carta.
Tu carta debe respetar las formas de trato correspondientes a la época, por eso, deberás dirigirte a tu interlocutor tratándolo de usted y manteniendo el nivel de formalidad necesario.
Cualquier duda lo charlamos en clase.
¡A divertirse!
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