Orfeo
Orfeo, hijo del rey tracio Eagro
y la musa Calíope, fue el poeta y músico más famoso de todos los tiempos. Apolo
le regaló una lira y las Musas le enseñaron a tocarla, de tal modo que no sólo
encantaba a las fieras, sino que además hacía que los árboles y las rocas se
movieran de sus lugares para seguir el sonido de su música. En Zona, Tracia,
algunos de los antiguos robles de la montaña se alzan todavía en la posición de
una de sus danzas, tal como él los dejó
Después de una visita a Egipto,
Orfeo se unió a los argonautas, con quienes se embarcó para Cólquide, y su
música les ayudó a vencer muchas dificultades. A su regreso se casó con
Eurídice, a quien algunos llaman Agríope, y se instaló entre los cicones
salvajes de Tracia.
Un día, en las cercanías de Tempe, en el valle
del río Peneo, Eurídice se encontró con Aristeo, quien trató de forzarla. Ella
pisó una serpiente al huir y murió a causa de la mordedura, pero Orfeo
descendió audazmente al Tártaro, con la esperanza de traerla de vuelta. Utilizó
el pasaje que se abre en Aorno, en Tesprótide, y, a su llegada, no sólo encantó
al barquero Caronte, el perro Cerbero y los tres Jueces de los Muertos con su
música melancólica, sino que además suspendió por el momento las torturas de
los condenados; de tal modo ablandó el cruel corazón de Hades y el de su esposa
Perséfone. Éste concedió su permiso para que Eurídice volviera al mundo
superior. Hades puso una sola condición: que Orfeo no mirase hacia atrás hasta
que ella estuviera de nuevo bajo la luz del sol.
Eurídice siguió a Orfeo por el
pasaje oscuro guiada por el son de su lira, y sólo cuando él llegó de nuevo a
la luz del día se dio la vuelta para ver si ella lo seguía, con lo que la
perdió para siempre.
Robert Graves
Los
mitos griegos
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